Hurgando en la Biblioteca familiar, encontré un pequeño folletito, editado por la Academia Paraguaya de la Historia en el año 1989, como separata de historia paraguaya, titulado "Estigarribia en la Historia del Paraguay", escrito por el Abogado y Doctor en Historia Rafael Eladio Velazquez.
Este material contiene la disertación pronunciada por el autor, el 7 de setiembre de 1988, en Homenaje al Centenario del nacimiento del Mariscal. El evento contó con los auspicios de la "Comisión de Homenaje a José Félix Estigarribia".
Trascribo el material por partes, con la observación de que ésta primera parte, da una breve introducción y luego detalla algunos interesantes datos biograficos del héroe. Enjoy.
1. UNA JUSTICIERA EVOCACIÓN.
El 21 de febrero último, se ha cumplido un siglo del nacimiento de José Féliz Estigarribia, y hoy, 7 de setiembre de 1988, estamos reunidos aquí, con admiración y afecto, para honrar la ilustre memoria en el cuadragésimo octavo aniversario de su inesperado fallecimiento. Fué este hecho doblemente luctuoso, tanto por la desaparicion de un insigne ciudadano, héroe de la guerra victoriosa, como por lo que despues ha sobrevenido a la nacion.
En solos cincuenta y dos años de paso por la vida terrena, este claro varón se incorporó a la historia del paraguay en sitial prominente, es mas: con sus trascendentes actos HIZO HISTORIA; y la hizo con letras mayúsculas.
2. EL MARCO HISTÓRICO.
La acción y la presonalidad de este hombre, que en su momento jugó un rol estelar en la vida paraguaya y cuyo recuerdo perdura y nos emociona a casi medio siglo de distancia, debe ser ubicada en su marco histórico.
Eso nos oblida a retroceder en el tiempo, con la mira de señalar algunas características de esa nuestra historia, a la que Estigarribia se halla indisolublemente integrado. Nuestra incursión será brevisima y al solo efecto de esclarecer la circunstancia.
Una aproximación a la Historia del paraguay nos muestra como un largo y sostenido proceso signado por la voluntad de subsistir, de salir adelante, de superar escollos y presiones, y es el pueblo paraguayo, colectivamente, en comunion de aspiraciones y sacrificio su gran protagonista.
Pasados los tiempos de esa Asunción "Madre de ciudades", al decir del poeta, y el siglo XVII paraguayo, de aislamiento y afirmación, de monoproducción yerbatera, de encomienda y mestizaje, de esa gran crisis territorial y demográfica en la que el área poblada por criollos y mestizos - vale decir, por los paraguayos - se reduce casi solo a Asunción y su comarca, de población urbana y conourbana, el XVIII marca un gran cambio.
Es ésta la última época de poblamiento, de preocupación del territorio y de crecimiento demográfico. El referido poblamiento es fundacional o formal, en el caso de las villas y poblaciones, y espontáneo, netamente rural, merced a la mayor seguridad determinada por la extinción del peligro bandeirante y por la progresiva amenaza payaguá y mbayá, así como el crecimiento vegetativo del número de habitantes.
Es el poblamiento espontáneo el que nos interesa: esa gente animosa, que con sus familias se instala en pleno campo, a desarrollar la incipiente ganadería, o desbroza el monte con "rozados" para asentar sus capueras.
En los censos de Féliz de Azara y de Juan Francisco Aguirre, de fines del siglo XVIII, la mayor parte de la población con "status" de española (criollos y mestizos asimilados) es rural, netamente rural. El mismo Azara ha de anotar por entonces que los paraguayos viven "como sembrados por los campos", y en otro de sus libros, que tienen sus casas "desparramdas" figuras, ambas, muy expresivsa para señalar ese carácter predominante rural de la población.
Así se pueblan los valles y cañadas de la comarca de Asunción, delimitados por el Salado y la Frontera y por los pueblos de indios de Altos, Atyrá, Tobatí, Yaguarón, Itá, Guarambaré, e Ypané: así también los campos del sur de Caañabé, las ricas praderas del entonces llamado partido Tebicuary, y la zona boscosa de la Cordillera, en la que en la segunda mitad del XVIII prospera la agricultura, una agricultura de "rozado", de vecinos dispersos en torno de las Capillas y Tenientazgos que se van erigiendo.
3. LA CORDILLERA
En tiempos de Azara y Aguirre, en las vísperas mismas de la independencia, la cordillera alberga al 10 % de la población criolla y mestiza, jurídica y socialmente considerada española, sin contar a los guaraníes cristianos de los pueblos de indios de Altos, Atyrá y Tobatí, ni a los pardos libres de Emboscada, comunidades estas, por entonces ya muy afectadas por la instrusión de los "foráneos" campesinos paraguayos que se asientan en sus tierras. De esta región provienen, entre otros, Manuel Anastasio Cabañas, el vencedor de Tacuarí, y Pedro Juan Caballero, el héroe de 14 de mayo.
Las condiciones referidas no varían a lo largo del siglo XIX: núcleos urbanos muy pequeños, población rural relativamente numerosa y dispersa, economía de base agrícola.
4. UN CORDILLERANO DE ANCESTRO PARAGUAYO.
Allí en el extremo Norte de la Cordillera, en el partido de Caraguatay, quizás el mas acentuadamente rural de toda la zona y poblado de agricultores paraguayos desde mas de un siglo antes, el 21 de febrero de 1888, hace 100 años y unos meses, nace, José Félix, hijo de Mateo Estigarribia y Casilda Insaurralde.
Tanto por la vía paterna, como materna, sus apellidos son vascos, pero de remotisima presencia en Paraguay.
Ya un Estigarribia había venido con el Veedor Alonso Cabrera, el que trajo la real provisión del 12 de setiembre de 1537, de tanta trascendencia en nuestro acaecer comunero, e Insaurraldes los hubo desde tiempos del adelantado Ortíz de Zárate y los hallamos en memorables jornadas del cabildo comunero de Asunción y de la independencia.
La infancia de este paraguayo por los cuatro costados trascurre en lo que por entonces se conoce como "la campaña".
Como tanta otra gente joven de todos los tiempos, José Félix Estigarribia viene a Asunción a ampliar horizonetes: ingresa a la Escuela Nacional de Agricultura, en Santísima Trinidad, y luego de aprobados los correspondientes estudios, recibe el título de Agrónomo.
5. SU CARRERA MILITAREste material contiene la disertación pronunciada por el autor, el 7 de setiembre de 1988, en Homenaje al Centenario del nacimiento del Mariscal. El evento contó con los auspicios de la "Comisión de Homenaje a José Félix Estigarribia".
Trascribo el material por partes, con la observación de que ésta primera parte, da una breve introducción y luego detalla algunos interesantes datos biograficos del héroe. Enjoy.
1. UNA JUSTICIERA EVOCACIÓN.
El 21 de febrero último, se ha cumplido un siglo del nacimiento de José Féliz Estigarribia, y hoy, 7 de setiembre de 1988, estamos reunidos aquí, con admiración y afecto, para honrar la ilustre memoria en el cuadragésimo octavo aniversario de su inesperado fallecimiento. Fué este hecho doblemente luctuoso, tanto por la desaparicion de un insigne ciudadano, héroe de la guerra victoriosa, como por lo que despues ha sobrevenido a la nacion.
En solos cincuenta y dos años de paso por la vida terrena, este claro varón se incorporó a la historia del paraguay en sitial prominente, es mas: con sus trascendentes actos HIZO HISTORIA; y la hizo con letras mayúsculas.
2. EL MARCO HISTÓRICO.
La acción y la presonalidad de este hombre, que en su momento jugó un rol estelar en la vida paraguaya y cuyo recuerdo perdura y nos emociona a casi medio siglo de distancia, debe ser ubicada en su marco histórico.
Eso nos oblida a retroceder en el tiempo, con la mira de señalar algunas características de esa nuestra historia, a la que Estigarribia se halla indisolublemente integrado. Nuestra incursión será brevisima y al solo efecto de esclarecer la circunstancia.
Una aproximación a la Historia del paraguay nos muestra como un largo y sostenido proceso signado por la voluntad de subsistir, de salir adelante, de superar escollos y presiones, y es el pueblo paraguayo, colectivamente, en comunion de aspiraciones y sacrificio su gran protagonista.
Pasados los tiempos de esa Asunción "Madre de ciudades", al decir del poeta, y el siglo XVII paraguayo, de aislamiento y afirmación, de monoproducción yerbatera, de encomienda y mestizaje, de esa gran crisis territorial y demográfica en la que el área poblada por criollos y mestizos - vale decir, por los paraguayos - se reduce casi solo a Asunción y su comarca, de población urbana y conourbana, el XVIII marca un gran cambio.
Es ésta la última época de poblamiento, de preocupación del territorio y de crecimiento demográfico. El referido poblamiento es fundacional o formal, en el caso de las villas y poblaciones, y espontáneo, netamente rural, merced a la mayor seguridad determinada por la extinción del peligro bandeirante y por la progresiva amenaza payaguá y mbayá, así como el crecimiento vegetativo del número de habitantes.
Es el poblamiento espontáneo el que nos interesa: esa gente animosa, que con sus familias se instala en pleno campo, a desarrollar la incipiente ganadería, o desbroza el monte con "rozados" para asentar sus capueras.
En los censos de Féliz de Azara y de Juan Francisco Aguirre, de fines del siglo XVIII, la mayor parte de la población con "status" de española (criollos y mestizos asimilados) es rural, netamente rural. El mismo Azara ha de anotar por entonces que los paraguayos viven "como sembrados por los campos", y en otro de sus libros, que tienen sus casas "desparramdas" figuras, ambas, muy expresivsa para señalar ese carácter predominante rural de la población.
Así se pueblan los valles y cañadas de la comarca de Asunción, delimitados por el Salado y la Frontera y por los pueblos de indios de Altos, Atyrá, Tobatí, Yaguarón, Itá, Guarambaré, e Ypané: así también los campos del sur de Caañabé, las ricas praderas del entonces llamado partido Tebicuary, y la zona boscosa de la Cordillera, en la que en la segunda mitad del XVIII prospera la agricultura, una agricultura de "rozado", de vecinos dispersos en torno de las Capillas y Tenientazgos que se van erigiendo.
3. LA CORDILLERA
En tiempos de Azara y Aguirre, en las vísperas mismas de la independencia, la cordillera alberga al 10 % de la población criolla y mestiza, jurídica y socialmente considerada española, sin contar a los guaraníes cristianos de los pueblos de indios de Altos, Atyrá y Tobatí, ni a los pardos libres de Emboscada, comunidades estas, por entonces ya muy afectadas por la instrusión de los "foráneos" campesinos paraguayos que se asientan en sus tierras. De esta región provienen, entre otros, Manuel Anastasio Cabañas, el vencedor de Tacuarí, y Pedro Juan Caballero, el héroe de 14 de mayo.
Las condiciones referidas no varían a lo largo del siglo XIX: núcleos urbanos muy pequeños, población rural relativamente numerosa y dispersa, economía de base agrícola.
4. UN CORDILLERANO DE ANCESTRO PARAGUAYO.
Allí en el extremo Norte de la Cordillera, en el partido de Caraguatay, quizás el mas acentuadamente rural de toda la zona y poblado de agricultores paraguayos desde mas de un siglo antes, el 21 de febrero de 1888, hace 100 años y unos meses, nace, José Félix, hijo de Mateo Estigarribia y Casilda Insaurralde.
Tanto por la vía paterna, como materna, sus apellidos son vascos, pero de remotisima presencia en Paraguay.
Ya un Estigarribia había venido con el Veedor Alonso Cabrera, el que trajo la real provisión del 12 de setiembre de 1537, de tanta trascendencia en nuestro acaecer comunero, e Insaurraldes los hubo desde tiempos del adelantado Ortíz de Zárate y los hallamos en memorables jornadas del cabildo comunero de Asunción y de la independencia.
La infancia de este paraguayo por los cuatro costados trascurre en lo que por entonces se conoce como "la campaña".
Como tanta otra gente joven de todos los tiempos, José Félix Estigarribia viene a Asunción a ampliar horizonetes: ingresa a la Escuela Nacional de Agricultura, en Santísima Trinidad, y luego de aprobados los correspondientes estudios, recibe el título de Agrónomo.
Lo referido constituye sólo un hito en su marcha hacia el futuro. El destino de Estigarribia ha de ser muy otro.
En 1910 se incorpora al ejército: Es subteniente de Infantería.
Se están viviendo en el Paraguay los años del predominio en materia militar de Albino Jara, de breve y sangrienta trayectoria.
Estalla la revolución de Adolfo Riquelme. El teniente Estigarribia, de las fuerzas de gobierno, es herido en la acción de Bonete, y no participa de su cruento epílogo.
Becado a Chile, para una estada militar, se incorpora al regimiento "Buin", en el que afirma su formación.
A su regreso, recibe diversos destinos castrenses, en los que acredita su capacidad profesional y un alto sentido de la responsabilidad. Se gana, merecidamente, la consideración y el respeto de superiores y camaradas.
Sirve en la guarnición de Concepción. Allí se produce un grave hecho de sangre: un joven oficial, presa de ofuscación, da muerte al comandante de la Zona, a dos oficiales y a un cabo de guardia. Según una referencia verbal no confirmada, habria sido el Tte. Estigarribia quien -sin amenazas, ni violencia - logró desarmar al mencionado oficial y poner así fin a la trágica sucesión de acontecimientos. No puedo dar fe de su veracidad, pero refiero la anécdota porque resulta verosímil, muy propia del temple de Estigarribia.
También en Concepción, constituye él su familia: contrae matrimonio con Julia Miranda Cueto, su compañera en la bonanza y en el infortunio, en la vida y en la muerte.
CONTINUARÁ...